Es difícil desde
aquí.
Pareciera que
hacia atrás se borró todo y donde voy está empezando a salir una ciudad desde
el agua.
Cada célula
del cuerpo palpita dejándolo sobre la quietud del aire
Miro de
nuevo mi espalda y empiezan a brotar un
par de plumas y luego otras y luego las espirales sobre todo el contorno, hacia
adelante hay un infinito y el mundo se vuelve una hoja de carga para las
hormigas.
¿Debo hacerlo
ahora? Sí, es el tiempo se abre primero una, luego la otra, se sacuden los
brazos me alisto frente al sol que es mi propio centro y me despliego.
El túnel se
abre y todos los borrones se van, fotografías del pasado que una vez pretendí
mantener fijas para acordarme de quien era, me abandonan ahora para empujarme a
quien quiero ser realmente. Van rodando mientras sigo hacia el frente.
Hace frío y se
abre ante mí una nueva foto que alguien tomará mientras camino por la playa de
la mano de un niño pequeño da sus primeros pasos, él va desnudo con sus tenis,
nos veo de espaldas, oigo la voz de su padre, no hay sentimiento más tranquilo
que la brisa salada corriendo en remolinos sobre mi cabello.
Sigo dejando
atrás las fotos y aparece la instantánea de la mujer que soy en la tarima
frente al público aquella que lleva la voz de los príncipes y la humildad de
los dueños de las montañas, la misma de la playa, invariable, fija, con su voz
de hilo que teje la unidad y la armonía.
El túnel sigue
abriendo su repertorio de aves en imágenes y de repente estoy sobre la tierra y
soy un árbol, las plumas en mi espalda se elevan mientras hablo con el niño más
grande que me enseña historias de lo que no he visto. Las aves se han ido pero
yo siento sus cosquillas en mis raíces, me sale una voz del tronco, mis labios
de mujer cantan para él.
De vuelta a la
ciudad que me he inventado, la reconozco porque he estado allí antes, en esa
banca del parque veo la gente pasar, las flores violetas
de otro árbol caer sobre el piso, me sacudo, no hay forma más bella de sentirme yo misma, hace frío pero la tibieza del sol está bañando mi cabello y mis
mejillas, sonrío. Después de todo sólo
se trataba de volar.
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